Era el mar, era el cielo, eran sus ganas de continuar. Azul vivía decidida en hacer su sueño realidad pero tenía algo que se lo impedía. No podía hacer contacto con ninguna persona ya que todo lo que tocaba lo destruía de alguna u otra manera. Desde pequeña le dijeron que tenía esa debilidad y Azul se lo creyó.
Un día en la escuela sin querer tropezó con su mejor amiga y se rompió un brazo. El día de los padres abrazó a su padre y minutos después él se ahogó con la comida y estuvo al borde de la muerte. Por eso Azul vive alejada de la gente y si tiene que hablar con alguien intenta no tocar ni tropezar. Pero Azul se toparía con su salvación al rescatar a alguien muy especial.
Recogiendo su cosecha de zanahorias Azul escuchó gritos a lo lejos. Decidió ir a ver qué sucedía. Cuando se acercó vio una niña a punto de caer de un árbol al río que estaba crecido. Azul sin pensarlo decidió rescatarla, poniendo la vida de la niña a salvo. Le preguntó que cómo se llamaba pero la niña no respondió, le dijo que le dijera dónde vivía para llevarla y la niña le dijo que le indicaría el camino. Cuando llegaron al lugar le dijo que buscara a Marcos, pero la niña no quería continuar hacia el pueblo. Azul llegó y preguntó por Marcos, encontrando al apuesto joven. Le dijo lo que sucedió con la niña y él le dijo que debía de ser su hermanita Azucena.
Cuando regresaron a donde Azucena se había quedado ella ya no estaba. Marcos dijo que era un poco introvertida y que probablemente se fue de nuevo para el bosque. En ese momento Azul recordó su supuesta maldición y pensó "otra vez mi culpa". Le dijo a Marcos que era mejor que se dividieran, pero la realidad era que Azul regresaría a su casa y no se acercaría más a ellos dejando la suerte de Azucena en manos de su hermano.
Azul llegó a su casa y se encontró con Azucena.
"¿Qué haces aquí."
"Esperándote, ¿me enseñas todo lo que tienes?" - Le dijo la niña con una tierna sonrisa que ella no pudo evitar.
Estuvo toda la tarde con ella hasta que le dijo que debía regresar con su hermano y fueron a buscar a Marcos. Quien por sorpresa se encontró con ellas a medio camino.
"Gracias nuevamente Azul, creo que tu y Azucena están conectadas."
Se despidieron, pero todas las mañanas Azucena aparecía en su casa y compartían hasta la tarde cuando Marcos llegaba hasta la mitad del camino a buscar a su hermana. Azucena hizo una amiga, Azul se convirtió en alguien muy especial para ella. Por eso ella le pedía que fuera al pueblo para presentarla, quería que todos la conocieran. Pero Azul no quería pues le temía a su terrible destino, aunque con Azucena no había ocurrido nada, tal vez sería como dijo Marcos, estaban conectadas.
Todo iba bien hasta que por primera vez Marcos llegó temprano y al fin tocó la puerta de Azul. Marcos estaba agradecido con ella pues nadie se había portado así con su hermana, sus padres fallecieron cuando eran muy niños y luego el tío que los cuidaba decidió irse del pueblo y los abandonó. Mientras conversaban Marcos miró fijamente a Azul y la besó. Azul se asustó y se fue corriendo, diciéndole que se llevara a la niña.
Pasaron los días y ellos no regresaron asustada Azul decidió ir hasta el pueblo. Donde los encontró sanos y salvos, pudo respirar en paz, pero cuando ya se iba Marcos la vio y corrió tras de ella. Le pidió que le dijera que ocurría y al fin ella decidió contarle a alguien su temido destino. El rió y ella se molestó, pero él le dijo que una señora le dijo lo mismo a Azucena y por eso ella no se acercaba a nadie ni hacia amistades pero le dijo:
"Mírala, ella tiene amigos y nadie le ha fallado ni ha pasado nada terrible. Eso sólo son supersticiones y tu te creíste la tuya, sólo está en tu cabeza."
Azul se fue a su casa reflexionando sobre lo que le dijo Marcos y al otro día quiso poner a prueba su destino y decidió ir al pueblo. Pasaron 3 meses y Azul continuaba en el pueblo, vivía muy bien y era muy feliz. Comenzó a pensar que ella podía creer en lo que quisiera y que si quería ser feliz dependía de ella. Observó que en el pueblo a todos también le pasaban cosas buena y otras no tan buenas. A una niña se le perdió su cotorra, una señora enfermo pero se curó, Marcos se cortó un dedo, pasó una tormenta, pero nada era su culpa, sólo eran situaciones que ocurrían. Así que Azul decidió continuar y comenzó a disfrutar su vida de verdad teniendo al fin a quienes amar.
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