Hay momentos que no nos gustaría volver a vivir pero que como toda situación conlleva un aprendizaje. Así fue el huracán María en mi vida. Sin duda uno de los días de más ansiedad. Agraciadamente a mi familia no le paso nada. Como a la mayoría, entró agua en la casa pero lo peor fue el susto y el no saber que sucedía. En casa no tuvimos que hacer filas de horas ya que estábamos preparados. Para mí lo peor fue ver como quedaron los alrededores. Al principio parecía un desierto por tanto árbol derrumbado y seco pero como la naturaleza es única así mismo volvió a reverdecer. Al principio pensé que los días serían largos ya que la rutina no iba hacer la misma. Pero los días pasaron sin pena ni gloria. A veces con más estrés que otros pero esperanzada en que todo estaría bien. Sin saber que el panorama al rededor de la Isla era devastador. Cada día me levantaba y me acostaba temprano. Pasaba el día leyendo, dibujando y escuchando música. Buscábamos que comer y ayudaba con las tareas de la casa. Comencé a escribir varios relatos sobre esos días. Creo que eso me ayudó a canalizar todo lo que sucedió. Pero una noche me llegó una idea para un cuento. Inspirarada en un suceso que pasó en casa. El huracán nos dejó una "inquilina". Una palma de los vecinos cayó en casa y paró con la reja de una ventana (bendita reja que salvo la ventana). Esa noche a la luz del "flashlight" decidí escribir. Cuando termine me di cuenta que era el primer cuento corto/fábula que hacía. Siempre había pensado en escribir cuentos pero jamás pensé que a raíz del huracán escribiría el primero. Como me dijo mi mejor amiga, el huracán no fue tan malo, porque como dije de todo podemos aprender o sacar algún provecho. Por eso aquí les dejo mi primer cuento corto.
La ciudad de los insectos y la esperanza de Pepe
Había una vez una ciudad repleta de insectos. Cimentada en una palma. En ella vivía Pepe, el saltamontes. Un saltamontes muy simpatico dispuesto a lograr lo que se proponía. Los insectos no salían de su ciudad ya que decían que al salir serían destruidos instantáneamente por un monstruo gigante. Pepe siempre tuvo curiosidad por salir de la ciudad, por conocer otros insectos y lugares. La verdad es que los insectos tienen muy mala fama. Tienen fama de ser destructores, asquerosos y hasta inservibles. Pepe también quería terminar con esa mala fama que tienen. El sabía que cada insecto tiene un propósito y que son esenciales, como lo es la abeja. Algo que parecía que los monstruos no conocían.
Un dia Pepe decidió cambiar su historia y la de los insectos. Para lograr su meta tendría que irse de la palma. Le contó su hazaña a su amiga Li, la abeja. Ella dijo que estaba loco, que sería complicado ya que una compañera abeja había salido del límite de la palma y los monstruos quisieron matarla. Pepe siguió decidido a salir de la ciudad sin importar lo que le dijo Li. En el camino se encontró con Chacha la cucaracha. Ella le dijo que conocía un amigo que había salido de la ciudad. Él se había ido con otro amigo que desaparecio de repente y nunca lo encontró. Pepe dudó pero aún así continuó su camino, en su interior sentía que tenía que continuar. Ya casi a la salida de la ciudad recordó que por ahí vivía un mosquito, el cual decían, era muy sabio. Preguntó a una hormiga que encontró que si sabía donde vivía el mosquito. Ella le indicó el camino hacia la casa de Kito. Pepe llegó a donde él vivía y le contó sobre su misión. Kito le dijo que si él sentía que lo tenía que hacer, que lo hiciera. Además le dijo que cada uno tiene un propósito que nos impulsa y nos dirige.
Pepe, ahora más que nunca, se fue decidido a lograr su cometido. Salió de la ciudad. Afuera todo parecía como un desierto, poca vegetación y mucho concreto. De repente Pepe escucho una voz que decía : “Mami, mira.” Era un niño pequeño. Su madre le dijo.”Es una esperanza.” Pepe se sorprendió mientras la mamá le explicaba al niño. “Es parecido a un saltamontes pero al ser verde le dicen esperanza. La esperanza nunca se debe perder.” Pepe siempre sintió que era diferente. Hasta los demas saltamontes lo veían raro y no encajaba en el grupo. Con su salida pudo comprobar que no era diferente, que era único. Hasta los humanos lo sabían. Ese era su propósito, llevar esperanza al mundo. Así que, Pepe continuó con precaución su camino por la cuidad de concreto llevando siempre la esperanza, sin olvidarse de ser un buen insecto. Demostrando así que no son inservibles ni destructores.
Moraleja: La esperanza es lo último que se pierde.
Nunca te rindas. Lucha por tus sueños y cree en ellos y sobre todo en ti. Festeja la diversidad. Que no seas igual a los demás, no es malo, quiere decir que eres único. Bendito aquel que nos apoya y nos guía en el camino hacia nuestras metas. Todos tenemos un propósito y muchas veces nuestro instinto es el que nos guía.
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