Era una tarde de noviembre cuando Amanda fue arrebatada de su hogar. Esa tarde ella se encontraba sola, pues sus padres habían salido. De repente unos hombres enmascarados tumbaron la puerta y en un abrir y cerrar de ojos ella estaba en un vehículo amarrada y con los ojos vendados. Cuando le quitaron las vendas estaba en una habitación grande con otras dos chicas que también se encontraban amarradas, todas estaban muy asustadas. De momento entró una mujer a la habitación, ella era alta y guapa. Amanda se le hizo conocida pero no recordaba de donde. La mujer les dijo: “Las envié a buscar para que me ayuden con una tarea muy importante. Ustedes 3 son las jóvenes más inteligentes del pueblo, por eso las seleccione. Disculpen la sorpresa, pero prefiero que esto se haga a mi manera. Si todo sale bien estarán en sus casas pronto y ni se darán cuenta de su partida. Bueno, vamos hablar de la tarea. Necesito que cada una me traiga lo que ustedes consideren que me haga feliz para siempre. Yo lo he tenido todo pero siento que no es suficiente, a mi edad necesito estar feliz y para siempre. Tienen 2 horas para conseguirlo. Irán acompañadas de mis hombres de confianza, así que no se les ocurra escapar.” Aún en silencio y sorprendidas las 3 chicas salieron escoltadas por 2 hombres cada una.
Llevaron Amanda a otra habitación más pequeña y uno de los hombres le dijo: “Te doy 10 minutos para que pienses lo que le vas a dar a la señora.” Amanda estaba perpleja, aún no podía creer como llegó allí por los caprichos de esa mujer. Recordó que en el valle, cerca del pueblo, había una casa muy grande y que ahí vivía una mujer muy poderosa. Comprendió que debía ser ella. Tenía 10 minutos y sentía que ya le quedaba 5. No tenía ni idea que hacer. Sí esa mujer lo tenía todo, ¿qué quería? Ella pensó que la hacía feliz a ella, su familia, sus amigos, jugar con su gato y tomar una taza de café mientras lee un buen libro. “Supongo que para ella eso es nada, así que lo que me hace feliz a mi no la hará feliz a ella.” Pero recordó el consejo más importante que le han dado en su vida mientras entró el hombre otra vez. “Joven, ¿a donde va a ir?” Contestó Amanda: “A ninguna parte. Tengo la solución en mi cabeza y no es nada material.” Le dijo el hombre: “No creo que eso le agrade a la señora, pero sí eso es lo que quieres te quedarás aquí hasta que pase el tiempo que estipuló. Sí se te ocurre algo más estaré en la puerta.” La joven se quedó pensativa pero no había nada más, ella estaba segura que su consejo era lo que la señora necesitaba, así que pasó las 2 horas pensando en lo que le iba a decir.
Parece que el tiempo pasó rápido porque cuando menos se lo esperaba llegó el hombre a llevarla a la habitación grande. Dentro estaban las otras 2 jóvenes una tenía una bolsa de seda en sus manos y la otra, al igual que ella, no tenía nada. Entró la señora y les dijo: “Cuénteme, que me hará eternamente feliz.” Comenzó la joven con la bolsa de seda: “Le traigo la piedra más hermosa, la puede convertir en un collar o una pulsera, como guste.” La señora se quedó pensativa y le dijo a la otra joven que le contara. “Yo le conseguí una cita con el más apuesto hombre del pueblo. El está dispuesto a salir con usted esta noche.” La señora sonrió y le preguntó Amanda. “Yo no tengo nada material. Usted dijo que lo tenía todo, así que recorde el más valioso consejo. Lo que usted necesita es valorar lo que tiene y valorarse usted. Haga lo que más la apasione, comparta con sus seres queridos. No busque en lo material lo que se supone usted lleva dentro. Por eso debe desarrollar el amor propio para que sepa lo que realmente vale la pena.” La señora muy molesta le dijo: “¿Qué te crees, la sabelo todo? Eso no es nada. Palabras, palabras.. Por eso tu destino será la miseria. Regresarás al pueblo con tus padres y estarás allí para siempre. Mientras las otras jóvenes trabajarán para mi y se podrán dar la vida que merecen, sus propuestas me agradaron. Así que retírate, que se vaya a su casa ahora. La joven se fue molesta, esa señora estaba loca y le hizo pasar el susto de su vida pero al menos ya iba a estar en su casa.
Al pasar el tiempo Amanda consiguió entrar a la universidad que quería y estudiaba lo que le apasionaba. Tiempo después se casó con un hombre magnífico y siempre gustaba de pasar tiempo con sus seres queridos. Un verano en una visita a la casa de sus padres alguien tocó a la puerta, era una señora mayor con su ropa rasgada y poco aseada. “Hola, no creo que me recuerdes. Soy la mujer que hace unos años te secuestró.” Amanda sorprendida respondió: “Nunca olvidaré ese día. ¿Pero qué le sucedió?” “Perdí todo, para mi nunca nada fue suficiente. El hombre que me presentó la otra joven se casó conmigo pero tiempo después se fue y se llevó parte de mi fortuna y en mi búsqueda por la felicidad lo perdí todo y me quedé sola. Sólo venía a decirte que tenías razón, veo que estás bien y eres feliz.” Luego de esas palabras se fue. Amanda comprendío que lo que le dijo ese día fue lo correcto, lo malo fue que la señora no supo apreciar el consejo.
Enseñanza: Más valor tiene lo que hacemos y quienes somos que las cosas materiales. Por eso seamos humildes y disfrutemos lo que tenemos aunque eso podría ser nada para otros, lo es todo para nosotros ya que ese es el regalo más valioso que podemos tener.
Comentarios
Publicar un comentario