Siempre hay alguien en nuestra vida que marcó o marca una diferencia. Una persona que es guía, apoyo y ejemplo a seguir. A veces la persona no sabe lo importante y significativa que es en la vida de la persona que impacta. Es esa persona la cual es nuestra mayor influencia. ¿Al decir estas palabras vino alguien a tu mente? Pues la mía es mi madre.
Una mujer fuerte, luchadora y valiente. La cual nada ni nadie detiene. Soñadora, amable y habladora; honesta, real y especial. La cual me ha enseñado a seguir siempre adelante. También es quien escucha mis ocurrencias y me apoya incondicionalmente. La cual ha soportado mi corazón roto y mis malos chistes. La verdad es que tengo muchas de sus cualidades y que pudieran ser heredadas o por observación, ya que veo como día a día lucha contra los males de la fibromialgia y aún sigue con una sonrisa en su rostro.
Hoy le dedico esta publicación, no sólo porque es su cumpleaño, sino porque estoy agradecida de la gran madre que tengo. Debemos estar agradecidos por las personas que tenemos a nuestro lado. Esos seres especiales que merecen todo lo bueno del mundo. Los que sin pedir nada lo dan todo.
“Heroína, guerrera, aunque cree que no tiene poderes no sabe que su sonrisa alegra mi día. Única y valiente, pues de frente siempre va. Fuerza, amor y fe la acompañan, pues mi madre sabe cómo luchar. Azul como el mar, infinito como el cielo, así quiero que me dure por siempre mi madre, lo mejor que tengo.”
-Con amor,
Liannie
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