¿Cuántas veces no te has sentido defraudado? ¿Cuántas veces pasas por situaciones que te hacen querer rendirte? La vida es como una montaña rusa, en la que subimos y bajamos. En las que hay momentos que nos gustan y otros que nos asustan. Pero en esa montaña no estamos sólos.
Estamos rodeados por personas las cuales nos influencian directamente o indirectamente. A veces le abrimos nuestro corazón a algunas de estas personas y luego nos arrepentimos porque no actuaron como esperábamos. Y esa es la realidad, que inconscientemente nos ponemos expectativas y son estas las que hacen que nos sintamos defraudados. Por eso es importante la actitud que tenemos ante cada situación y qué hacemos. Al principio no es fácil la subida más súbita de la montaña rusa, pero luego nos llenamos de adrenalina y queremos continuar o que acabe, todo depende. Pero lo que sí es cierto es que no nos podemos bajar hasta que termine.
Y así debe ser nuestra vida, no debemos rendirnos. Es normal que nos dé coraje y tristeza pero no podemos estancarnos, debemos salir a flote y continuar trabajando por nosotros mismos. Por eso es tan relevante el amor propio, porque cuando no encuentres a nadie más siempre vas a estar tu y aunque sientas que tu mismo te fallaste tienes la fuerza y el control de aprender de los errores. Saber que eres humano y que eso es parte de la vida ya que la próxima vez podrás tomar una mejor decisión. Por eso lo que no te mata pero te hiere, te hace más fuerte, o más sabio, más optimista pero nunca te debe hacer menos. Sigue adelante con valentía porque nadie da de lo que no tiene y si diste mucho quiere decir que eres mucho. ¡A subir a la montaña!
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