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La chica de piedra 2


La noche del 28 de febrero de 2010 fue una emocionante para 3 jóvenes, pero prometía ser la que cambiaría sus vidas y las de unas cuantas personas a través de los años. 

-¡Vamos a robar el rubí de la vecina!
Exclamó Marcela, mientras los 3 chicos lo pensaban. 

Marcela, Carlos y Marisol estaban aburridos y querían hacer algo emocionante. Había un rumor de que la vecina, una señora de 52 años que hacía solo 3 meses se había mudado al vecindario, tenía un rubí. Pues el carpintero del pueblo dijo haberlo visto cuando le ayudó con la mudanza. Además, él dijo que cuando ella vio que él observaba la brillante joya ella le dijo que estaba maldito. Lo había traído de un viaje de Egipto y por eso lo guardaba en una caja, nunca lo había tocado. Lo compró porque le llamó mucho la atención y tal vez un día le podía sacar provecho. 

-¡Dale! Exclamó Carlos.

-Bueno, no podemos ir todos, creo que es mejor que vaya uno de nosotros. ¿Qué tal si le doy vuelta a la botella y el que elija es el que entra? Sugirió Marcela. 

Todos aceptaron. La botella giraba y la adrenalina aumentaba. Le tocó a Marisol. 

Los intrépidos adolescentes vigilaron la entrada de la casa de la vecina, quien se encontraba de viaje, así que era el momento perfecto para entrar. 

Cuando Marisol entró quedó deslumbrada, la señora tenía la casa llena de lujos. Pero rápido se dispuso a buscarlo, no quería que la atraparan. Pensó que debía estar en su habitación, pero no estaba allí. Entró al último cuarto y allí estaba, como si fuera una sala de museo, el rubí deslumbraba. Marisol no espero más y lo tomó. 

-Ah, esto no está maldito, no me ocurrió nada. Dijo Marisol, aún asustada. 

Rápidamente salió y le mostró el fruto de su hazaña a sus amigos. Quienes querían tenerlo, pero Marisol insistió que se quedaría con él, al menos por esa noche, pues ella lo había adquirido y lo hizo con mucho valor, decía que lo merecía. Los chicos aceptaron, pero dijeron que en la mañana decidirían que harían con el. 

Cuando Marisol llegó a su casa sus padres la esperaban, como todas las noches, pues siempre pasaba la tarde con sus amigos. Marisol era la luz de sus ojos, pero cuando los abrazó sus ojos dejaron de brillar. 

Marisol quedó impactada, no podía entender porque sus padres estaban rígidos, parecían estatuas de Madame Tussauds.

De repente recordó que debía ser el rubí, la leyenda era cierta. Lloró amargamente y decidió ir a su habitación. Empacó una mochila y se fue corriendo antes de que alguien la viera. Cuando pasó por el puente que la llevaba a la ciudad tiró el rubí. Nadie debía tenerlo, pensó amargamente. 
•••

Marisol despertó de su pesadilla, pero aún estaba encerrada entre rejas y 4 paredes. Estaba encarcelada por el robo del rubí. La vecina llevaba años buscándolo, pues sabía que era peligroso y quien lo tuviera lo podía utilizar para mal. Para colmo, los que supuestamente eran sus amigos la habían delatado. Todos esos años la habían estado buscando y al fin alguien la había delatado. 

Su corazón se volvió a romper, pues cuando habló con sus padres le dijeron que Javier no era quien ella creía. Javier era un vecino que tenía 3 años menos que ella y esa noche lo vio todo. Desde el robo hasta la huida de Marisol. Eso siempre lo inquietó y cuando cumplió los 18 se dispuso a buscarla, hasta que la encontró y reunió pruebas suficiente para entregarla a la policía. 

Pero no estaría presa por mucho tiempo. Esa mañana recibió la visita de su abogado. No fue el beso, alguien más había encontrado la piedra. Eso pensó Marisol al escuchar la noticia de que encontraron 40 personas convertidas en piedras en un casino en Las Vegas. Su abogado le dijo que la sacarían y si todo se resolvía la dejarían libre. Con la condición de encontrar el rubí y acabar con la maldición para siempre. Como ella estuvo 10 años huyendo de la maldición creían que ella los podía salvar. Irónico, creía ella, pues sólo huía y en todo ese tiempo no resolvió nada, ni siquiera tuvo el rubí. Sin embargo, contar de salir de la cárcel hacia lo que fuera. 

La mañana siguiente Marisol volvió a ser libre, bajo condiciones y vigilancia, pero ya no más entre rejas. Un helicóptero la esperaba para llevarla a Las Vegas, el último lugar donde aparentemente el rubí dejó estragos. Al llegar le sorprendió ver a Las Vegas como una ciudad fantasma, pues habían desalojado. Lo que era un lugar lleno de personas ahora era como un campo de batalla, policías por doquier, armados y protegidos contra la temida piedra. Cuando se bajó del helicóptero rápidamente le pusieron un traje especial que supuestamente la podía proteger contra el rubí. Luego la llevaron al casino donde 40 personas habían quedado petrificadas. Era impresionante, parecían figuras de cera y aquel casino un museo. El comandante a cargo le explicó toda la situación. No había evidencia, sólo aquellas personas petrificadas sabían lo que había ocurrido. Pues las cámaras de vigilancia fueron bloqueadas y no aparecieron grabaciones. 

Marisol se encontraba ante un enigma. Era imposible que ella pudiera hacer algo, ella no tenía superpoderes, o eso ella creía. Les preguntó si podía dar una vuelta por el casino a ver si encontraba algo. Y así fue, justo cuando llegó a la ruleta a Marisol se le erizó la piel y le vino a la memoria un recuerdo como si hubiera estado allí la terrible noche. Al parecer todo el que tocaba la piedra lograba tener acceso a lo que pasaba con ella. Marisol vio como una mujer con un deslumbrante vestido rojo, tocaba a todos en aquel casino, mientras otros huían aterrados. Así que habían testigos, era evidente que en ese casino no podían haber sólo 40 personas. ¿Pero dónde estaban? Lo que había sido una estafa perfecta, estaba por descubrirse. 

De repente a Marisol se le presentó la imagen de una playa paradisíaca, ahí estaban los delincuentes. 

-Marisol

Escuchó otra vez esa voz que pensó que nunca más escucharía. Era Luis, su primer amor.

Lo abrazó, se sentía muy afortunada de que estuviera vivo. Después de que el científico lo salvó, se había convertido en policía, quería encontrar a Marisol. Y al saber la verdad se sentía aliviado de que ella sólo fue una terca adolescente y no una vil criminal. 

Justo cuando se disponían a partir en busca del rubí el científico llegó. Era un hombre de 60 años que llevaba casi toda su vida intentado darle vida a las piedras. Después de la muerte de su esposa a los 35 años estaba decidido hacer que regresara, pero nunca lo logró. Su vida tomó otro giro cuando hace 10 años escuchó la historia de una pareja convertida en piedra y decidió ayudarlos hasta que lo logró. Al fin su vida volvía a tener sentido. También pudo salvar a un joven unos años después. Tardó 2 años en lograrlo, pero al fin pudo darle vida a unos padres que sólo querían saber que había sido de su hija y a un joven que quería conocer la verdad de la que creía era el amor de su vida. Cuando se unió a la investigación recopiló información de un rubí que hacía 3,000 años había sido encontrado en Egipto. Esta leyenda decía que existía una piedra, parecida a un rubí que tenía poderes y podía llegar a controlar la humanidad. Decía que quien tocara el rubí y lo utilizara para propósitos personales o para hacer daño podía quedar maldito si no se arrepentía y moriría para siempre, pero por otro lado si se arrepentía podía tener una oportunidad. Aunque tenían que destruirlo y eso los llevaba a no saber que podía ocurrir después. Pues la destrucción, según la leyenda, podía resultar en un desastre masivo.

El proceso para devolver a la vida a los 40 era largo y podía tardar un par de días. Así que la policía y bajo el consejo del científico decidieron seguir los instintos de Marisol e ir a la isla paradisiaca.


De camino a la Isla Marisol le dice a Luis que la única solución para que todo acabe es destruir el rubí, pues así nadie más lo va a tener ni causará daño. Sin embargo, Luis no le dijo sí sería capaz de destruirlo. 

Cuando llegaron la isla parecía un desierto. No había nadie por el aeropuerto. Se pusieron alerta y se dirigieron a la playa donde Marisol decía que se encontraban los malhechores. Y ahí estaban tirados para atrás tomando el sol. Eran cinco, tres mujeres y dos hombres. Una de las mujeres tenía el rubí en sus manos. Ella era la causante de que todos fueran de piedra. Tenían que alejarse de ella y quitarles el rubí. La policía rápido se les acercó pensaron que no les pasaría nada pues tenían los trajes especiales, pero no fue así. Poco a poco los fue convirtiendo en piedra. Hasta las balas se convertían en piedra. 

-¡Basta! Dijo Marisol mientras se le acercó a la ladrona.

-¿Ahora quieres recuperar el rubí? Eso lo veo imposible. Le dijo la mujer en un tono desafiante.

Marisol no sabía qué hacer. Ya habían atrapado a los demás ladrones y sólo quedaba ella. De repente Luis se le acercó por la espalda y con una botella le dió un cantazo en la cabeza. Haciendo que el rubí se le cayera de las manos y Marisol lo tomara. Pero el cantazo no fue suficiente para detener a la mujer quien se dispuso a tomar el rubí nuevamente y agredió a Marisol. Marisol no tuvo más que lanzar el rubí hacia Luis con la esperanza de que el lo tomara y lo destruyera. Luis lo pensó, corrió hacia unas piedras que estaban cerca de la orilla del mar y con toda la fuerza que pudo comenzó a hacer añicos el rubí contra las piedras. Poco a poco el cielo se fue llenando de nubes y el día se puso gris, cada vez más gris según él la iba despedazando. Hasta que todo se apagó y se escuchó un fuerte estruendo, como si hubieran lanzado una bomba nuclear y el lugar se llenó de fuego. Desaparecieron. 

*****

A sus 25 años Marisol tenía todo lo que deseaba. Era una periodista famosa y tenía un feliz matrimonio con Luis, quien era un abogado prestigioso. Ahora esperaban a su primer hijo. Aunque de vez en cuando tenía una horrible pesadilla sobre un rubí maldito y un desastre nuclear, Marisol vivía en paz. 

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