A los 12 años me mudé a la urbanización Los Enamorados, a la calle Suspiro, casa #23. Siempre me estuvo curioso su nombre y sus calles. Mis padres se mudaron aquí porque era un sitio céntrico y les queda cerca de sus trabajos. La calle principal se llama Amor y siempre me he imaginado que el amor de mi vida vive allí, ocurrencias de una adolescente soñadora. Cada vez que paso observo a ver si veo algun chico, pero no he tenido esa suerte. Al menos no en estos 5 años que llevo viviendo aquí.
Una mañana lista para ir a la escuela me dí cuenta que en la calle Amor se estaba mudando una familia. Era él, ahí estaba el chico más guapo que jamás había visto. Esa tarde cuando llegué de la escuela me fui a caminar por la urbanización, disimulando a ver si coincidiamos. Así me pasé 3 días, hasta que una mañana lo encontré corriendo. Detrás de él iba otro muchacho, no tan guapo, pero muy simpático, el cual me sonrió, cosa que no hizo el amor de mi vida. A la mañana siguiente el chico simpático tocó la puerta.
Hola, pasaba para saludar. Me mudé aquí con mis padres y mi hermano y no he visto a muchos de nuestra edad por aquí, así que decidí saludar a la única que he visto.
Sí, por aquí somos pocos los adolescentes. Mucho gusto soy Verónica.
Disculpa no te dije mi nombre, soy Julián.
Bueno, ya me voy a la escuela. Si quieres en la tarde nos podemos encontrar en el parque.
Wow, me habló el hermano del chico más guapo. Si me hago su amiga también puedo ser amiga de su hermano. Así que sin dudar iré al parque.
¡Hola, Julián!
¡Hola, chiquilla!
jajaja, muy gracioso. Y tu hermano, ¿no le gusta socializar?
No, lleva un tiempo que se pasa encerrado. Sólo sale a veces a correr para distraerse, pero hablame de ti.
Le conté de mi manía por leer la última página de un libro antes de comenzarlo, la paz que siento cuando tomo café en las mañanas y que bailo sola cuando nadie me ve. Mientras le hablaba me prestaba atención, creo que jamás nadie me había mirado como el. El me contó de su afición por los autos, la fotografía y el sushi. Cuando estaba oscureciendo me dijo que se tenía que ir, pero que esperaba verme mañana. Creo que me gustó, me gusta un chico de la calle Amor.
Los días pasaron y nosotros nos seguimos viendo. A veces por la mañana el venia a saludar, pero en la tarde no faltaba nuestra charla puntual. Reíamos, cantábamos y leíamos, la pasabamos muy bien. Nunca hablé con su hermano y si lo veía era de lejos, pero tenía que admitir que era feliz cuando estaba Julián, tenía que admitir que me estaba enamorando de él.
Hoy estas hermosa.
Gracias. Dije sonrojandome
En ese momento me miró fijamente a los ojos y me besó. Cuando terminamos sonrió y se marchó. Mi primer beso y se fue, eso sólo me pasa a mi. Con tristeza me fui a mi casa. Pasaron los días y Julián no regresó.
¿Qué te pasa, hija?
No he vuelto a ver a Julián. Le respondí a mi madre.
Que lástima que aún no lo he conocido.
Sí y eso que venía en las mañanas.
Nunca coincidimos, espero que pueda conocerlo pronto. Pero mi niña, si tanto lo extrañas porque no vas a buscarlo a su casa. Tal vez se enfermó o le pasó algo.
Estuve un par de días pensando en ir a visitarlo. Me ponía triste pensar que no me quería de verdad, pero, ¿si como dijo mi madre le pasó algo? No resistí y fui a su casa.
Buenas tardes, ¿se encuentra Julián?- Le pregunté a su padre cuando abrió la puerta
Es un chiste, Julián no está. ¿Quién eres?- Me contestó molesto
Soy Verónica, la vecina.- Contesté asustada
¿La vecina?- Dijo asombrado.- Julián lleva un año en coma, nos mudamos aquí porque hay un hospital donde le brindan los servicios que necesita.
Quedé anonadada, no podía ser, no sabía qué contestarle y así mismo me fui. ¡Es imposible, yo lo conocí, lo besé! ¡No estoy loca! Al otro día averigüe en qué hospital estaba y fui a verlo, tenía que confirmar lo que me dijo su padre. Y sí, era cierto. Cuando llegue a su habitación estaba acostado, muy dormido. Ahora se yo que tengo poderes sobrenaturales, me dije impactada mientras una de la máquinas de la habitación comenzó a sonar y llegaron las enfermeras. Asustada me fui, esperando que todo estuviera bien y convenciéndome de que tenía que haber sido un sueño todo lo que viví.
Casi un año después sentada en el parque siento que me tocan el hombro, era él. Me saludó como si fuera la primera vez y como la primera vez fue nuestra conversación, como un deja vu. Pero a la mañana siguiente fui a su casa, con miedo, pero tenía que confirmar que esta vez sí era real. Y sí lo era, el chico de la calle amor ya estaba en su casa. Esta vez espero que nuestra historia de amor continúe donde creí que terminó.
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